miércoles, 25 de junio de 2014

Son malísimos

Son malísimos. Todos. No hay uno que se salve. Empezando por Casillas y terminando en Del Bosque. Mención aparte merecen Xavi y Piqué. Torres también, otro que no ha hecho nada en su carrera. O Villa, pésimo delantero que no ha hecho ningún mérito para estar en Brasil. Vaya fracaso. Pero no sorprende a nadie. Porque la sorpresa se muestra ante un acontecimiento inesperado. Y este ridículo monumental no se puede decir que fuese algo inesperado llevando a semejante conjunto de paquetes al Mundial.

Se lo han buscado. Del Bosque es el principal responsable. Nunca debió ser seleccionador de esta selección. Su único mérito, una vez más, fue el de heredar un equipo que mantuvo a toda costa. No cambió a uno solo de los que fueron a la Eurocopa de 2008. Ningún cambio, ninguna idea innovadora. Sólo con el cuento de ser un buen hombre y ganarse a toda la prensa ya tiene todo ganado. Y por su culpa y la de sus palmeros hemos hecho el ridículo contra dos selecciones de segundo o tercer nivel como son Holanda y Chile.

De Casillas poco se puede decir. Otro que con el cuento de ser simpático y amigo de los periodistas le ha valido para ganarse el puesto. Xavi, ese peligroso independentista que no pone todo de su parte para jugar con España y que además convierte los partidos en aburridos. Y encima los dos amiguitos. Menuda vergüenza. No han entendido que eso es incompatible y que no se puede ser amigo de alguien del máximo rival. Qué viva la guerra y las trincheras. Al enemigo ni agua, nunca. Fuera los dos ya. De la Selección y de sus respectivos equipos. No queremos amabilidad ni buen rollito. 

Lo que me asombra es que haya una inmensa mayoría de gente a mi alrededor que les trata como si hubiesen ganado algo. Me sorprende que tanta gente les admire como si hubiese sido la única generación de futbolistas españoles capaces de ganar un Mundial ganándose la admiración mundial. No puedo entender que tantas personas les respeten como quien respeta al que ha ganado lo que nadie antes había ganado: Eurocopa - Mundial - Eurocopa. Me extraña que Del Bosque sea un tío con tanto carisma, como si alguna vez en su vida hubiese ganado algo el tío. 

¿Y lo de Villa? Parece que hablen del máximo goleador de la Selección en su historia y autor de goles que te hacen pasar unos cuartos de final o unos octavos. Ni qué decir de Torres, como si hubiese marcado un gol histórico o hubiese sido pichichi de una Eurocopa o algo parecido. Y lo mismo con Casillas, de tan majo que es el tío ha hecho creer a millones de personas aquí y en el extranjero que es un buen portero y que ha protagonizado paradas que han dado títulos a la Selección y a su equipo. 

Pero casi lo que más me molesta es que se tenga tanta estima, por parte de tanta gente de toda España y del extranjero, por gentuza como Xavi, Piqué, Cesc, Busquets o Jordi Alba. Sobre todo por Xavi. Parece que hablen del tío que llevó a la Selección a alcanzar cimas impensables hace años, parece que hablen de un tío con un palmarés incomparable, cuando todo el mundo sabe que eso es mentira. Como si todos ellos, catalanes, hubiesen puesto su talento y su lucha al servicio de España dándonos momentos de gloria.

Pues eso, que son malísimos. Que se vayan ya. Todos. A ver si llegan otros que nos den algún título algún día. Con una Eurocopa y una Confederaciones me conformo. Pedir el Mundial ya me parece demasiado. Ojalá ganemos uno algún día.

miércoles, 11 de junio de 2014

El Paraíso cada cuatro años





Escribir sobre lo que significa un Mundial es realmente difícil. Quieres decir mil cosas y no te sale ninguna. Que cada uno piense en el mayor vicio que tenga. Ahora, que se imagine que le van a regalar ese vicio, a todas horas, durante un mes entero. Cada uno que lo describa de la forma que mejor se sienta representado.

Lo que sí queda claro es que es una fiesta. Una celebración que tiene lugar cada cuatro años y que acapara toda la atención mundial durante treinta días. Personas de todas las edades, de todos los lugares, da igual la condición, se reúnen para ver un espectáculo únicamente comparable con los Juegos Olímpicos. Todos, con la misma ilusión que se tiene desde niño: el sueño de ver ganar un Mundial a tu selección.

Hay una cosa que tiene este tipo de acontecimientos que me gusta mucho. Y es la forma que tienen de atraer la atención de la gente que normalmente no es muy futbolera, pero que al llegar estas fechas se siente atrapado como uno más por la magia que encierra la mayor competición deportiva del mundo (de nuevo sin olvidar los Juegos).

Para los que somos futboleros este es el regalo más grande que nadie nos podrá hacer nunca. Es el sueño para el que vivimos cada cuatro años. Es la depresión que comienza el primer minuto después de la final porque la fiesta se ha acabado. Pero también es el entusiasmo desmedido y la ansiedad de los días previos a que ruede el balón.

Desde que se realiza el sorteo muchos meses antes, ya estamos mirando el calendario y deseando que llegue el partido de inauguración aunque sea un Argelia-Honduras. Estudiamos a conciencia los cruces. Empezamos a elucubrar, ay cómo nos gusta elucubrar con los cruces.

Cómo no, vamos decidiendo cuáles serán nuestras revelaciones en función de lo poco que sabemos, porque no hemos visto ni un solo partido de clasificación de Colombia, pero de repente nos encontramos convencidos de que los cafeteros van a dar el golpe. Porque esa es otra, al llegar el Mundial nos aprendemos los apodos de todas y cada una de las selecciones y nos hacemos los entendidos llamándolas de esa forma.

El remate final llega en las proximidades del Día D. Una semana antes suelen salir las guías del Mundial de los principales diarios deportivos. En ellas aparecen análisis pormenorizados de cada equipo, de cada jugador y la táctica de cada seleccionador. Una vez que nos hemos hecho con ella, nos dedicamos a estudiarla a fondo para tener todo aprendido antes de que eche a rodar el balón. Es una obligación.

Durante el tiempo que dura el torneo, hay muchos partidos clásicos, como puede ser un Inglaterra-Italia o un Brasil-Alemania, de esos que pocos se quieren perder. Y después están los que más nos hacen disfrutar a algunos locos. Aquellos que nos producen un regocijo altamente difícil de comprender para muchos. Se trata de los Irán-Nigeria, Japón-Grecia o Argelia-Corea.

Hasta ahora, nadie a lo largo de la Historia ha conseguido descifrar las razones que nos conducen a algunos a disfrutar de un Irán-Nigeria, y es más, a tomar partido como si nos fuese la vida en ello por cualquiera de los dos contrincantes. Es un misterio que sucede cada cuatro años y al que nadie ha logrado, ni logrará, encontrarle explicación.

Mañana da comienzo nuestra fiesta preferida. Por la que esperamos cada cuatro años. La que nos hace volver a sentirnos como niños. Si eres amante del fútbol, bienvenido al paraíso durante un mes. Si no lo eres, estás a tiempo de unirte. No te arrepentirás. El espectáculo está a punto de empezar. No se levanten de sus asientos hasta que haya terminado la función. Disfruten y emociónense.