sábado, 16 de abril de 2016

Enamorado del Atleti, sí lo puedo entender



Es uno de los cánticos que triunfan en el Vicente Calderón desde hace tiempo: "Enamorado del Atleti, no lo puedes entender", cantan orgullosos los aficionados rojiblancos a orillas del Manzanares. Y yo niego la mayor. Porque creo que sí lo puedo entender. Lo he intentado entender y creo que lo he conseguido. Aunque puede que sólo sea una cosa mía.

Puedo entenderlos, digo, porque dicen que el amor es sufrir y el seguidor colchonero es sufridor por naturaleza. Está curtido a base de heridas de las que tardó en recuperarse 19 días y 500 noches. Ahí está Lisboa. Schwarzenbeck. O los años en el infierno. Pero también está el Doblete, la Europa League o la final de Copa en el Bernabéu. Quizá el sufrimiento haya sido más frecuente. Por eso el éxito aquí sabe a gloria.

El atlético sabe muy bien que su equipo no le va a regalar felicidad cada temporada, pero sabe también que cuando esta llegue, se desbordarán las emociones y puede que las lágrimas. Porque mientras algunos se acaban aburriendo de su propia felicidad, otros, cuando alcanzan la victoria, garantizan el éxtasis en los suyos.

Ahora viven tiempos felices en el Paseo de los Melancólicos, al que habrá que cambiarle el nombre si esta época se prolonga en el tiempo. El culpable es Diego Pablo Simeone, el Cholo. Simeone es, además del mejor entrenador de la historia del equipo, el que mejor se identifica, el que mejor entiende lo que es el Atleti. Porque derrocha coraje y corazón en cada palabra y en cada gesto. Porque hace soñar a lo grande.

Simeone es puro Atleti. Y siendo puro Atleti, ha sabido ganarse la admiración de aficionados de otros equipos, incluso de algunos no futboleros, por la pasión que transmite, por enseñar que nadie está derrotado de antemano, por hacernos creer en el esfuerzo como forma de superarnos y enfrentarnos a las adversidades. Porque él ha demostrado que "si se cree y se trabaja, se puede" y que nunca hay que dejar de creer.


Por todo esto, sí puedo entender que los suyos estén enamorados del Atleti. Aunque yo he vivido siempre a orillas del Manzanares y a lo mejor no soy de fiar. Pero dígame, mirándome a los ojos, que no ha deseado usted ser del Atleti en algún momento durante los últimos años y vivir lo que están viviendo ellos. 

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