La traición de su mejor amigo le hizo eterno. Hablo del escritor Kafka y Max Brod. Al primero le conocemos, al segundo seguramente no. Ni habréis escuchado su nombre nunca con toda probabilidad. Pues bien, conocemos al primero única y exclusivamente porque el segundo lo quiso. Así de sencillo. Sin Max Brod no hubiera habido nunca Kafka, jamás. Y todo fue por la que me parece la mejor traición que he escuchado en mi vida.
Kafka y Brod se conocieron estudiando Derecho en la Universidad de Praga en 1902. Rápidamente conectaron y se hicieron íntimos. Antes de morir de tuberculosis en 1924, el escritor nombró albacea (ejecutor) de su testamento a su gran amigo y le ordenó que cuando él ya no estuviese quemase todos sus escritos y no dejase ni rastro de ellos. Esa era la estima que tenía por sus propios textos, os podéis hacer una idea de su carácter atormentado en ese favor que le pidió al amigo. Los actos lo dicen todo, siempre.
Max Brod decidió ignorar aquella petición. Fijaros si la ignoró que decidió hacer exactamente lo contrario. Por su obstinación y la confianza en su talento, decidió que haría lo posible por publicar todas aquellas palabras que su amigo había ido juntando a lo largo de toda su vida, escribiendo en el cuchitril en el que vivía. Quizá no existe amigo mejor que el que te desobedece por completo.
Me parece una historia grandiosa. Max Brod no dudaba del valor de la creación de su amigo. Creía más en Kafka que el propio Kafka. Él descubrió a Kafka. Sin él, nadie le conocería. Sus papeles se hubieran quemado o tirado a la basura en cualquier limpieza posterior a su fallecimiento. Brod creía tanto en él que decidió desacatar sus órdenes. Buscando información sobre el tema, encontré este artículo de Enrique Vila-Matas que me encantó y que espero que os guste también a vosotros. Me quedo con esta frase: "Porque fue Brod el que, antes que Kafka, se dio cuenta de quién era su amigo. A Brod le apeteció que Kafka fuese Kafka."
Documentándome, he descubierto que Brod es objeto de numerosas críticas. Ya es lo que me faltaba. Si es que hay más gente que odia que gente que admira, que busca más destruir que crear. Cada vez estoy más convencido. El caso es que le acusan de haber editado "demasiado" los papeles de Kafka. ¿Pero no será mejor eso a que nunca hubiesen visto la luz? Yo es que de verdad creo que el género húmano no tiene remedio salvo honrosas excepciones. Hay que escuchar demasiadas tonterías y demasiadas veces.
Yo quiero amigos así. Que se salten a la torera lo que tú les digas. Que les digas una cosa y hagan la contraria. Que no te hagan ni caso cuando te da alguna ventolera rara. Que les digas que te quedas en casa y vayan a sacarte de ella. Que les digas que no puedes más y te digan que claro que puedes. Que sepan creer en ti cuando tú ya has dejado de hacerlo. Los que no te van a permitir rendirte. Los que te van a decir a la cara que por ahí no. Quiero un Max Brod al que decirle que lo que escribo me parece una mierda y que inmediatamente haga lo posible por publicarlo y darme a conocer. Me parece la mejor traición posible.
Si os ha gustado la historia, podéis compartirla en los botones que aparecen debajo del post y en el botón compartir en la versión móvil. ¡Muchas gracias!
Si os ha gustado la historia, podéis compartirla en los botones que aparecen debajo del post y en el botón compartir en la versión móvil. ¡Muchas gracias!
No hay comentarios:
Publicar un comentario