Paisaje con San Jerónimo. Joachim Patinir. Museo del Prado. Sala 55A. |
En un directo de Instagram veo al escritor Juan Tallón
diciendo que lo peor ya ha pasado, que ya solo quedan dos o tres meses. Pero
que lo difícil era la primera semana, que es en la que nos quedamos en shock. Y
que a partir de ahí, ya es todo cuesta abajo. Me eché a reír a carcajadas en el sofá. Tallón
es un tipo brillante. Su última novela, Rewind, es una maravilla que os
recomiendo a todos.
Ayer, o anteayer, o quizá fue hace ochenta y siete años, es
difícil saberlo, estaba en el sofá en la hora más plácida del día, la
de después de comer. Oli trabajaba y yo estaba leyendo en el sofá. Silencio, día
nublado, todo era era perfecto, muy plácido, como decía. De repente, un zumbido como el de un Airbus A320
a mi lado. Yo creo que me teletransporté al baño, donde de repente estaba
encerrado. Seguramente no. Seguramente pegué un salto y salí huyendo hasta
meterme ahí. Después abrí para preguntarle a Oli cómo estaba la situación. Me
confirmó que era una abeja y que estaba intentando que volviese a salir por la
ventana. Lo consiguió. Y no entiendo que, de manera inmediata, no fuese trending topic en Twitter el hashtag #graciasOli. El susto me duró toda la tarde. Tengo
fobia a las abejas y a las avispas. A veces me da por decir que soy alérgico, pero
es una mentira enorme que utilizo para justificar mis ridículos comportamientos.
Nuestra ducha se atasca cada cierto tiempo. Y la muy
puñetera ha decidido atascarse ahora. Digo la muy puñetera porque soy de los
que piensa que los objetos piensan. Así que ayer después de ducharme se queda
el agua ahí y no se va. Abrimos el desagüe de al lado y empieza a salir agua
por todos lados. No para de salir agua. Ojo, que no tenemos jardín ni terraza, pero
podemos tener piscina, es mi primer pensamiento. Pero me dura poco, como
siempre dura poco lo bueno en la vida. El baño está inundado y corro a por
trapos a la cocina. La famosa bolsa de los trapos que descubres al cumplir
treinta años. Oli se crece en estas situaciones. Se transforma en una capitana
de la UME y yo soy un simple civil que se pone a su servicio y trata de cumplir
las órdenes lo mejor posible. Al final parece que conseguimos solucionarlo. Hoy
me duché y no hubo atasco. No soy gallego, pero me encanta utilizar el pasado
simple para expresar acontecimientos que sucedieron recientemente. Le digo a un
amigo "desayuné" y fue hace diez minutos. Lo hago mucho, no sé por
qué.
Natalia Verbeke publica una foto desnuda en Instagram. Yo
estoy muy a favor de la libertad de cada uno para enfrentar el confinamiento
cómo a cada uno le dé la real gana. En el caso de Natalia, si ella quiere enfrentarse así a
esta situación, adelante con ello,
Sigo con mi disciplina del móvil. Ya empecé con ello antes de que todo esto empezase. Se trata de dejar el teléfono desconectado de Internet durante horas y conectarme a ratos. Estos días, esos ratos acaban siendo de lo mejor del día. Sigo echando mucho de menos a muchas personas y el hablar un ratito con ellas cada día, aunque no sea para decir nada importante, me hace bien. Porque, en la vida, hace falta saber que los que te importan están bien para poder estar bien uno.
Esto del confinamiento no me cambia de momento los horarios
de sueño. Quiero decir que cuando ponemos una serie por la noche me quedo
dormido a los cinco minutos. Y no es que me aburra ni nada, es que no puedo
evitarlo. Y lo peor es que estos días estoy durmiendo siestas, no muy largas, pero
sí que me echo un ratillo. Y tomo café, y cocacola, y cuando me quedo dormido noche
tras noche Oli me mira alucinada. Yo tampoco acabo de entenderlo.
Me ocurre mucho que no paro de anotar listas de cosas que
hacer durante estos días. Estoy llegando al punto en el que me da miedo que mi
confinamiento sea eso, hacer listas de cosas que podría hacer durante el
confinamiento, como el que se pasa la vida haciendo planes sin realizar ninguno
de ellos. Un día nos dirán que podemos salir a casa y saldré al balcón de casa
a protestar, que vaya vergüenza de confinamiento hombre, que esto ha sido muy
poco, que necesito dos semanas más, suplicando mientras la calle se llenaría
progresivamente de gente que me miraría de manera muy extraña.
Esta semana he aprovechado para avanzar con la corrección de la novela. Ya me
queda poquito. Aunque es la primera corrección. A partir de junio comenzará ya
el trabajo intenso con Yolanda, la editora que me está ayudando a pulir la
historia. Pero me gusta ir corrigiendo todo lo que vimos en la primera reunión.
Aunque por otro lado, paso miedo y sufro. Porque tú tienes una historia escrita
y de repente te ves quitando de ahí, quitando de aquí, cambiando esto de un
capítulo a otro porque descubres que queda mejor en ese otro capítulo que en el
que estaba, cambias cosas de un personaje. Y mientras realizas cualquiera de
estos cambios, de fondo la sensación de cuando tenías un castillo o una muralla
en la arena de la playa y tocabas para mejorar algo y se te derrumbaba todo.
Bajé ayer al Supersol, el primer día que salía desde el
sábado. Me encontré con una vecina muy simpática con la que a veces coincido en
el ascensor cuando salgo a correr. Nos pusimos a hablar a
distancia. Me preguntó cómo me llamaba. Nos contamos cómo llevábamos la
situación y en lo que trabajábamos. Después apareció otra chica a la que ella
conocía y me presentó. Qué momento para ponerse a conocer personas. Traté de
verlo desde fuera, sin que todo esto del Covid19 estuviese ocurriendo y me
parecía una situación surrealista, los tres hablando a distancia y sin poder
darnos la mano o darnos dos besos.
Seguiremos informando. Sigamos todos en casa, que a veces es
en el lugar en el que suceden las mejores historias y lo estamos descubriendo ahora.
Os puedo decir que de momento esto de estar encerrado en casa no lo estoy
llevando tan mal cómo me imaginaba. Veremos los próximos días. Mucho ánimo a
todos, en especial a todos los enfermos, a los que tienen a alguien enfermo a
quién no pueden ir a ver, a todo el personal sanitario, a todos los trabajadores de
supermercados, y a todos los miembros de las Fuerzas de Seguridad. No perdamos la oportunidad de darles las gracias si nos cruzamos con algunos de ellos, por favor. Y como ellos, muchos otros trabajadores que están desempeñando un papel fundamental en este momento.
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