Interior de la Mezquita de Córdoba, de David Roberts. (Museo del Prado) |
La semana comienza con los del #todomal muy venidos arriba, y yo alterado. No quiero
insistir sobre el tema, pero creo que los españoles somos demasiado
autodestructivos. Me parece que hemos cumplido el confinamiento de manera
ejemplar. Y que cuatro fotos repetidas en bucle han querido ser utilizadas para
crear una realidad paralela que ha dado pie a una negatividad muy tóxica. Juanma
Castaño dijo algo en la Cope que me gustó mucho. Cuando la gente se pregunta:
"¿Pero y quién va a controlar que estoy una hora en la calle?" Dijo
Castaño "pues tú, lo controlas tú. Tú eres ciudadano y debes controlarlo
tú". Casi me pongo a aplaudir en la cama de noche pero no quería despertar
a Oli. Ya cree que estoy loco y no quiero hacer cosas que puedan confirmarlo.
Con lo de las famosas fases de desescalada pensé en las
relaciones entre las personas. También hay desescaladas en las relaciones entre
las personas cuando se sufre una decepción con alguien. De repente, retrocedes
todas las fases que habías ido superando. Una por una. Lo haces con cierto dolor
aunque también satisfacción. A lo mejor, con suerte , no se retrocede hasta la fase cero,
pero sabes que nunca volveréis a la cuatro.
El sábado Oli se queda dormida en el sofá después de comer, pero
se queda dormida demasiado rápido para mi gusto. Quiero decir que me quedo
confinado en el sofá. Porque creo que cuando alguien se duerme la siesta, cualquier
mínima alteración de las condiciones ambientales puede hacer que se despierte. Procuro
bajar el volumen de la tele. Por supuesto, me olvido de cambiar de canal o
ponerme una serie, y me quedo viendo Mentiras del pasado hasta el
final. Me recuerda a cuando nos dijeron que tenían que quedarnos en nuestras
casas y te habías dejado cosas que hacer. Yo me había dejado lavar los dientes y
cogerme la radio o una tablet para ver alguna serie.
El lunes pude meter las cosas en el carro tranquilo por fin
en el Mercadona. Estaba en una caja que habilitaron especialmente para mí. Una
vez hube pagado, la cajera se fue. Los días anteriores había sido eso una
agonía porque ahora el siguiente no puede empezar a dejar las cosas en la cinta
hasta que el otro ha pagado. Y claro, a mí esa situación me ponía muy nervioso.
No funciono bajo presión, nunca he funcionado. Y saber que hasta que yo no
terminase de meter la compra en mi carro el siguiente no podía empezar a dejar su
compra en la cinta me superaba. Cuando eres un sinsangre te pasan cosas así. Mi
duda es si los del Mercadona habilitaron la caja solo para mí porque ya me han
fichado.
Acabé la serie de Netflix Los asesinatos del Valhalla y me
encantó. Sólo tiene una temporada y
está genial. Además, ese ambiente nórdico me gusta mucho, con esos paisajes
islandeses nevados y esa luz tan especial. Estoy a punto de acabar El Espía, de seis episodios, que cuenta la historia real de un espía israelí que
se infiltró en Siria en los años 60. El creador es Gideon Raff, que es el mismo
que hizo la serie original israelí en la que luego se basó Homeland. Estoy
viendo también la octava de Homeland y es una de las mejores de toda la serie. Y veo que hay ya tercera temporada de Fauda, una serie israelí sobre
una unidad antiterrorista del MOSAD, el servicio secreto de Israel. Crímenes y espías, mis series.
Évole entrevista a la filósofa Adela Cortina. Le pregunta el
clásico "¿saldrá un mundo mejor o peor de esto?". Me encantó la
respuesta seria de Cortina sin caer en sentimentalismos. Vino a decir que ni lo
uno ni lo otro y que ella consideraba tanto al optimismo como al pesimismo como
dos estados fugaces. Y lo remató diciendo que ella siempre prefiere hablar de
esperanza, pero que ésta hay que construirla. Me gustó porque no cayó en el
fácil "saldremos mejores" y cosas así que tanto se escuchan.
Como tanta gente, me he enganchado al #MerlosPlace, la
historia del vídeo de Alfonso Merlos en una videoconferencia con Javier Negre y
una chica que no era su pareja semidesnuda paseándose por su casa. El sábado
por la noche en Twitter no se hablaba de otra cosa que del Deluxe. Lo que más
gracia me hacía es que hablaban de ello hasta periodistas que siempre están
hablando de política y temas muy trascendentales. Me gustó porque no todo tiene
que ser siempre serio, hay que saber reírse. Y Marta López, la que era pareja
de Merlos, dejó una frase que me pareció digna de una novela de Eduardo Mendoza:
"ya que me pones los cuernos, pónmelos como un señor". Jorge Javier
se está luciendo esta semana. Su frase "este programa es de rojos y
maricones" es historia de la televisión. A propósito de Jorge Javier, os
recomiendo a todos este artículo que escribió Ángeles Caballero en El
Confidencial.
Sale un chico en el informativo de Tele5 y al ser preguntado
por la posibilidad de que abran las terrazas pronto si todo va bien dice, textual:
"sueño con la caña. Tengo la caña en mi mente todo el día". Y pienso
que no lo ha podido expresar mejor y que me representa. A mí y a muchos otros
que estamos deseando tomarnos una cerveza al sol en cuanto se pueda.
Booking me pregunta que qué tal mi estancia en el Hotel
Riviera de Córdoba. Ni me había acordado de que el fin de semana pasado Oli y
yo nos íbamos a Córdoba. Me dan ganas de responder que "bien, gracias". El mensajito de Booking me recuerda a cuando mi abuela
Loli me preguntó muy emocionada que qué tal, que qué tal, que qué tal con la
chica esa con la que estás hablando tanto, que ya me han dicho, y yo no sabía
cómo decirle que la chica esa me había dado calabazas hacía pocos días. Me dio
por imaginar una aplicación de móvil que te fuese preguntando qué tal, eh, cuéntame,
con cada experiencia fallida de tu vida: el trabajo que te entusiasmaba y no
conseguiste o los amores que no fueron.
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