El sábado por la mañana, a una hora temprana, vi a estos
tres sujetos en la zona de Alonso Martínez. Iban caminando a la vez de forma
coordinada y cada tres pasos se agachaban. De qué otra forma se les puede calificar si no es de "sujetos". Han pasado cinco días y aún estoy
tratando de entender qué es lo que hacían. Porque iba con Oli y a Oli no le
gusta que haga estas cosas, pero de haber ido solo se lo hubiese preguntado. Odio
quedarme sin saber la razón por la que la gente hace unas cosas tan raras.
El sábado, por cierto, fue un día de no parar. Fue un día de reencuentro con buenos amigos. Primero en casa de mi amigo Nacho, donde comimos unos cuantos (cumpliendo con el límite de diez personas, tranquilos, queridos policías de balcón) y pasamos una buena tarde. Y después con otros amigos en una terraza, en la que cayeron las primeras copas después del confinamiento y en la que nos acabaron dando las tres y media.
Nos han dicho que tendremos que llevar pantallas faciales en
el trabajo durante un tiempo. Nos han mandado un vídeo en el que explican cómo
hay que ponérsela. Yo soy una persona muy torpe, pero muy torpe, y me toca ir a
trabajar el lunes por la tarde, pero estoy pensando en ir el día antes para
cogerla y poder hacer prácticas en casa y no tener que andar agobiado el lunes
antes de ir a mi sala tratando de ponérmela nervioso perdido. Los torpes somos
personas precavidas, nadie lo piensa nunca, pero es así.
Leí una entrevista con Javier Solana en El País. Lo que más
me gustó es cuando hablaba de Putin y contaba que tenía una buena relación con
el presidente ruso pero que hubo un tiempo en el que Putin no se fiaba de él. Y
entonces Solana, que ya me gusta mucho, pasó a gustarme muchísimo más. Quiero
decir que el hecho de que un tío de la KGB de toda la vida no se fíe de ti es
de lo mejor que te pueden decir. O no, según se vea, claro, porque si se
mosquea demasiado, de repente va, te toca y ya tienes el plutonio, menudos son.
En un semáforo cerca de casa, un padre con dos niños
pequeños les dice que cuando crucen estarán más cerca de la sorpresa. Y yo voy
y me pongo nervioso como si la sorpresa también fuese para mí. Y miro con mucha
curiosidad al otro lado del semáforo pero no veo nada ni a nadie. Se pone verde
y cruzamos y cada vez estoy más nervioso y por si acaso no les pierdo de vista
por si son magos y mi semáforo es una especie de andén nueve y tres cuartos. Pero
nada, cruzan el semáforo y se van en otra dirección. Y me quedo sin saber cuál
es la sorpresa y con ganas de preguntárselo.
Vi que varias personas mencionaban en Twitter la película de
"Arde Mississippi" a raíz de lo que estaba ocurriendo en Estados
Unidos tras el asesinato de George Floyd (sí, he escrito asesinato), así que me
animé a verla el fin de semana. Y me gustó mucho. Me pareció muy dura, pero me
gustó mucho. Está basada en el caso real de tres activistas por los derechos
civiles que fueron asesinados por el Ku Klux Klan en 1964. Hay un momento de la
peli en el que un personaje se pregunta de dónde sale todo ese odio. Otro
personaje afirma que nadie nace odiando. Y es así. Por eso es tan fundamental
una educación basada en valores como igualdad, libertad, justicia y fraternidad.
He acabado la serie de Baron Noir. Menuda serie, madre mía. Yo
es que soy muy entusiasta, ya lo sabéis muchos, y a veces creo que mi crédito
se agota cuando hablo bien de cualquier cosa. Pero es que es una serie
maravillosa. Trata sobre la vida política francesa contada desde las intrigas
que ocurren dentro del partido socialista. Está llena de referencias a la
historia y me ha servido para aprender también. Y tiene muchas lecciones no
solo de política sino de la vida misma. De saber sacrificarse y aceptar
derrotas para salvar ciertas situaciones. Se la recomiendo a todo el mundo.
Por fin nos han arreglado un azulejo roto en el baño. Lo
teníamos así desde hace un año, me parece. Y esta semana por fin nos lo han
arreglado y ya está todo bien. Y pensé que qué bien está todo cuando dejas de
tapar algo. Porque tú te acostumbras a tener eso así en el baño y normalizas
algo que no se puede normalizar. Y el día que lo arreglan te das cuenta de que
estar bien de verdad es eso, y no lo lo que tenías antes. Porque además, el que
viene de fuera y ve que te falta un azulejo se sorprende y te lo dice, pero qué
tienes ahí. Porque desde fuera siempre se ve todo, desde dentro muchas veces no.
En el museo nos han dicho que de momento iremos sin uniforme.
Nos recomiendan vaqueros o pantalones oscuros y camisa blanca. Me acordé de
muchas noches de verano en Calafell. Salíamos muchas noches pero había algunas,
pocas, en las que me ponía una camisa blanca que tenía y que me gustaba mucho. Y
siempre que me encontraba con los amigos, uno de ellos, Pepe, me decía
sonriendo: "camisa blanca eh". Pepe, y otros, sabían que si me ponía
la camisa blanca esa noche podía ocurrir cualquier cosa. Me hace gracia pensar
que aquel "uniforme" de las grandes noches de verano vaya a ser ahora
mi "uniforme" para el Museo.
Me reí mucho con la respuesta que le dio Salinger a un
admirador que le escribió una carta. Algo había en la calidad de la tinta de la
carta que le llamó la atención. Tras agradecerle sus palabras y decirle que
estaba de acuerdo con muchas de sus posiciones, le dijo esto: "Para mí, ante
todo, usted es un joven que necesita una cinta de máquina de escribir nueva. Dese
cuenta de este hecho, no le dé más significado del que merece y luego continúe
con lo que quede del día". Sobre todo el final de la frase me parece
sublime y me gustaría que todos lo utilizásemos en nuestra vida diaria. Por
ejemplo, "Guille, te has colocado mal la pantalla facial, date cuenta de
este hecho, no le des más significado del que tiene y ahora continúa con lo que
queda de día".
El lunes que viene comienzo a trabajar en la edición de la
novela con la editora. Tengo que darle caña al primer capítulo y mandárselo. Y
así con cada capítulo. El proceso está previsto que dure hasta el mes de
septiembre u octubre. Hay que trabajar a fondo cada capítulo, pulirlo todo
hasta que podamos decir que no se puede mejorar más. Llevo esperando este
momento desde hace meses. Me lo tomo como un máster casi, y sin el casi. Y me
ilusiona muchísimo. Y las ganas que tengo de poder ir contándole a la gente más
detalles, lo que me tengo que morder la lengua en reuniones con amigos. Poco a poco podré contaros más, un poco de paciencia, para mí el primero.
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